¡Hola gente! Ante todo quería saludaros a todos como nueva colaboradora del blog, que después de mucho insistir e insistir, Pablo Drakhai me ha hecho caso y me ha dejado que le eche una mano. Como presentación, quería dejaros un pequeño resumen/crónica de la celebración de Thorrablót el pasado Viernes 20 de Enero, asique sin más preámbulos…
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Me remonto primero a los días de atrás: Digamos que en Yule empezamos a comentar “oye, debemos empezar a organizar el siguiente blót”, pero como siempre, el tiempo se nos echó un poquito encima, aunque al final el resultado fue satisfactorio.
19:30 del 20 de Enero de 2012.
Hacía frío, aunque no tanto como el que imaginábamos. La agotadora semana que la mayoría llevábamos a nuestras espaldas (sí, la dura vida del estudiante universitario) había hecho mella en nosotros, pero todos teníamos muchas ganas de que llegara esa hora y ese día. A decir verdad, llevábamos desde Freirfaxi deseosos de celebrar este blót, incluso me aventuro a decir que alguno le tenía ganas desde Thorrablót 2011, pues digamos que es nuestra fiesta grande y que Ásatrúar Madrid podría haber nacido con esa celebración, aunque ya llevamos más tiempo de andadura. Sea como fuere, después de la larga espera, llegó el momento.
Quedamos en Embajadores a la hora citada para recoger a la gente y marchar de inmediato a C.S.A Tabacalera, donde nuestro hermano Jivo leyó unos cuantos relatos de Thor, a los que se sumaron otros textos. Un poquito de picoteo (destacando esos dos maravillosos bizcochos que hicieron Ángela y Kanzer) y a marchar hacia Moncloa, donde se oficiaría el blót de verdad. Gracias a Taranis por ofrecernos un lugar para hacer esta primera parte de la fiesta.
Una vez en Moncloa, una pequeña avanzadilla fuimos a organizar algunas cosas. Ángela y yo misma nos quedamos en una pequeña fuente para hacer un ritual de purificación que consistía en que todos los asistentes se lavaran las manos y la cara.
Después del ritual de limpieza, llegamos al círculo de árboles. ¿Cómo describir ese lugar tan mágico? Nueve árboles nos rodeaban dejando sobre nuestras cabezas un precioso cielo estrellado, con la Osa Mayor sobre nuestras cabezas y Orión a un lateral. El altar se situó en el centro del círculo de árboles y en él dejamos las cosas a consagrar. Realizamos unos ejercicios para cargarnos de energía y después comenzó el blót. Fue sencillo, el cuerno pasó lleno de hidromiel de una mano a otra y cada persona hacía su propia petición o agradecimiento a Thor. Una vez acabada la ronda, se libó a Thor el sobrante del cuerno y después se le ofreció una pata de cordero (hay que decir que la pata tuvo su aquel… que pregunten a las cocineras) de la cual cada uno también cogió un trocito.
Recogido el círculo y el altar, cada uno marchó a donde quiso… yo creo que con un buen sabor de boca y con ganas de volver una vez más.