Nos cuentan las sagas que, en el año 936, durante un viaje de Islandia a Groenlandia, al barco del pobre marino Bjarni Herjólfsson le sorprendió una tormenta que lo arrastró al occidente, a unas costas que el navegante Leif Eriksson llamaría Vinland, por los extensos viñedos de la zona (actual Canadá este). Leif se adentró en el continente, donde fueron atacados con dureza por los nativos, hasta llegar al norte de Estados Unidos, pero los pueblos hostiles no les permitieron asentarse. En esas zonas aún se cuentan los mitos de unos dioses blancos llegados de la Hiperbórea, la tierra más allá de los vientos del norte.
Todo lo antes narrado está demostrado antropológicamente, y como he dicho, lo podéis encontrar en las sagas. Lo que viene ahora ya no tiene referencias a textos míticos, únicamente a revistas de historia.
En el número 125 de la revista Todo es Historia aparece un interesante artículo sobre la presencia vikinga en Sudamérica. Si bien en Europa los vikingos decayeron rápidamente hacia el 1100 debido a disputas internas aprovechadas por los cristianos, algunos llegaron a la selva paraguaya sobre el 1200 y construyeron una ciudad estado. Desde allí realizaron una incursión hacia las actuales sierras de Córdoba, en Argentina, donde se instalaron y conocieron como los comechingones. De hecho, nos encontramos escrituras rúnicas en el Cerro Colorado de hacia el 1200, cuando Colón no era ni una idea.
En la selva uruguaya de Cavernas del Amambay se encuentra el mayor conjunto rúnico del mundo, 40 cuevas con inscripciones en un dialecto entre el antiguo danoruego y el alto alemán, grabados de caballos (animales que llegaron con los españoles) y jinetes...
Encontramos similitudes en las culturas maya, azteca e inca con la filosofía escandinava en el culto astrológico, la interpretación de los fenómenos metereológicos; se habla del Cacique Votán, cuyas leyendas son muy parecidas a las de nuestro Odín.
No sé si sabíais que cuando los mayas e incas vieron a los españoles llegando a la costa pensaban que eran Qetzalcoatl y Viracocha volviendo a la tierra; dioses de piel blanca que 300 años antes llegaron a sus tierras.
Los mayas tenían un libro sagrado llamado Popol-vuh, que es realmente popol (latín pueblo) y vuh (alemán antiguo libro). Cómo lo iban a llamar así sin haber entre ellos alguien que supiera alguna de las dos lenguas? Encontramos que estos dioses de piel blanca tienen barba cuando la raza amerindia es lampiña, y también los atumurunas, gigantes barbudos y de notable palidez.